jueves, 22 de diciembre de 2016

Felices Fiestas

Nos despedimos de este año que ha sido muy bueno en lecturas compartidas, ánimos, algún que otro desánimo, pero siempre con ilusión de seguir adelante, seguir, seguir y comprender que, según decía aquel Sabio es una suerte poder:

Quemad viejos leños/bebed viejos vinos/ leed viejos libros/ tened viejos amigos.

                                                    

                                                                  


viernes, 9 de diciembre de 2016

DESPEDIDA

Esta tarde, a partir de las 19.00h., celebraremos una nueva sesión de nuestro club de lectura en la que  debatiremos y daremos un repaso de las lecturas y los momentos compartidos durante el 2016. Como en años anteriores, esperamos pasarlo "de maravilla" en compañía de un buen café y algún que otro elixir. 
Agradecemos a todas las personas que asisten a las sesiones del club de lectura, su fidelidad ya que,  año tras año,  participan y comparten sus opiniones, su ánimo, su alegría, incluso algo de gastronomía para acompañar las frías y lluviosas tardes de invierno. Muchísimas gracias y hasta el próximo año.
                                                              

viernes, 25 de noviembre de 2016

Todos los fuegos el fuego

Todos los fuegos el fuego, libro de cuentos de Julio Cortázar ha sido la obra elegida para comentar en esta sesión del Club de Lectura. Esperamos, como siempre, compartir y disfrutar de este encuentro. Nos veremos a partir de las 19h, acompañados de un buen café y algún que otro elixir.
                                                                   

jueves, 13 de octubre de 2016

Curso-Taller de Microcuentos

Durante el mes de octubre se impartirá en la Biblioteca de La Esperanza un curso-taller de microcuentos a cargo de Paola Tena . Esperamos disfrutarlo y aprender algo más sobre el "arte de escribir pequeñas historias".
                                                                              

jueves, 15 de septiembre de 2016

Madame de Treymes

Comenzamos un nuevo período de encuentros de lectura. Nos volvemos a reunir para comentar y compartir nuestras opiniones sobre las diferentes lecturas que se irán proponiendo desde septiembre de 2016 hasta junio del próximo año. 
Comenzamos esta andadura con la obra de Edith Wharton Madame de Treymes. Como siempre esperamos que nos resulte grata y apasionante. ¡Les esperamos!
                                                                   

viernes, 15 de julio de 2016

TALLER DE RELATO CORTO

La unidad del dos


La unidad del dos existe. Puede que lo nieguen los matemáticos, incluso los filósofos ortodoxos.

La unidad del dos, existe, es real, inquebrantable y omnipresente. La unidad del dos existe y es más importante que el teorema de Pitágoras (aunque éste también debía saber lo que era la unidad del dos, con su vestimenta blanca y sus  gustos vegetarianos).

La unidad del dos es convertir dos miradas en un mirar. Es cogerse las manos sin rozarse, es beber en ríos distintos de una misma agua. Es respirar del mismo aire y compartir un vacío infinito.  

Mientras escribo esta reflexión, oigo de fondo la voz de Joan Manuel Serrat, cantando a Benedetti: “Una mujer desnuda y en lo oscuro es como un resplandor que nos alumbra”. No se si esto es la unidad del dos; me gustaba más el Benedetti de “La tregua” (Avellaneda sí supo lo  que era la unidad del dos).

Algunos prefieren al Serrat que canta: “De alguna manera tendré que olvidarte, no es fácil ya sabes, me faltan las fuerzas. Y nada más, apenas nada más…”

La unidad del dos es que bajen a un pozo profundo a buscarte y se queden. Esa es la unidad del dos.

Para algunos la unidad del dos es un abanico cerrado que golpea la palma de la mano: “te vas a enterar”, preludiando el conocimiento del otro. Eso también puede ser la unidad del dos.

La unidad del dos es pensar que la constelación del Aguila puede dar aguiluchos, aunque suponga una locura. 
                               
Fuente: WardyArt


miércoles, 6 de julio de 2016

TALLER RELATO CORTO

Los participantes del Taller de Relato Corto, realizado en la Biblioteca de La Esperanza entre marzo y mayo, hemos decidido continuar "escribiendo" retazos de  vida. Nos veremos cada jueves, durante el mes de julio. Si quieres participar, sólo tienes que venir; eso sí, trae algo escrito para comentar, opinar, corregir y todo lo que se tercie. La próxima sesión será este jueves, siete de julio,  a partir de las 19h.


                                                                          

miércoles, 15 de junio de 2016

DUBLINESES

La obra escogida para la última sesión del Club de Lectura de esta temporada ha sido Dublineses de James Joyce. Una colección de relatos cortos publicada en 1914, a través de la cual recorreremos el Dublín de principios del siglo XX. El encuentro, para compartir nuestras opiniones, será el 8 de julio a partir de las 19h.  Esperamos, como siempre, disfrutar de esta lectura y continuar creando lazos de amistad entre los asistentes. ¡Te esperamos!
                                                                        

viernes, 3 de junio de 2016

TALLER DE RELATO CORTO

Preventorio


Son las siete de la mañana, aunque eso poco importa para lo que pueda suceder de aquí en adelante. He aparcado mi coche en el amplio arcén de la carretera y me he encasquetado un gorro de lana de alpaca que refleja una imagen en los cristales espantosa y enorme. ¡Qué le vamos a hacer, cuestiones de la Biología que se ha mostrado generosa conmigo! El gorro de punto de Isabel creo que  me sentaría mejor. ¡Apuesto que sí!
Estoy aquí por iniciativa brillante  de Scott que me ha asignado un trabajo a lo Sherlock  Holmes:” Investigue sobre la llamada Casa Escuela de El Rosario”.
Con lo bien que me encontraba con mi liebre, mi perro y mi inquilina Anna Ortman en mi huerta orlada de viña y poblada de naranjos, limoneros, algunas matas de pimientos  y cebollas.
Corto en seco mis divagaciones y me dispongo a trabajar.  
-¡Vamos allá!- digo en voz alta para darme ánimos y echo mano de mis apuntes: El Rosario, municipio del norte de la isla de Tenerife, se extiende desde el monte hasta  la costa. La Cordillera Dorsal, que se inicia en las Cumbres de Pedro Gil, ocupa parte de su territorio…El monte de pino canario ocupa… y condensa la humedad del alisio, creando un mar de nubes característico… Bla, bla, bla…Su clima, según la clasificación de Köpen  es un templado…¡Es lo que el cuerpo aguante!.
Intento buscar a la  periodista, que puede que lleve dentro, para ver si me revela y me inspira el dónde, cuándo, cómo y porqué, una copia inglesa del where, when, whose…
Entre la niebla que rodea el edificio, me asombro de su ruinosidad , los cristales rotos, la verja destrozada, sólo vienen a mi mente historias siniestras de fantasmas, de dolor y de lágrimas. Sí, algunas debió haber en este lugar pese a que un día la chiquillería esparcía  su voz por los troncos y las ramas de los pinos que nos circundan y que también, en esta semioscuridad penumbrosa del amanecer, se muestran como una arrogante amenaza. La niebla se va descolgando en finas guedejas, como hilos llevados por invisibles agujas que van tejiendo un tapiz fantasmagórico.
-María, María, céntrate, no te pongas poética como tu compañera Verónica, ni alargues las descripciones como José Luis, que Scott no va a premiar tus galaneos extra-susurro, como dando un consejo a mi otro yo.
El edificio se erigió para acoger a los enfermos de tuberculosis, luego fue depositario de los niños que no podían desplazarse diariamente a la escuela, allá por los años cincuenta. ¿fue quizás una precuela de los Planes de Desarrollo, allá por el año 59 del pasado siglo?. Tendré que investigarlo.
Un ruido me sobresalta y me acuerdo de Scott  y de sus santas barbas. ¿Qué coñ….hago aquí muerta de miedo y de frío? Pienso en Montse, en su cara de buena,  investigando y escribiendo sobre las arañas, y eso me da fuerzas para continuar.
Me enredo en las telarañas de mi memoria y en una de mis neuronas está plasmada una conversación anclada en el tiempo.
-El preventorio, sí mujer, que está en la Carretera de Arafo a La Esperanza, allí donde llevan a los chiquillos para que aprendan unas letras,-le comentaba una vecina a mi madre- ese, ese mismo lugar es al que van a llevar a estos pobres de las pateras.
Me sobresalta el crujido de una rama seca bajo mis botas, pero es sólo un momento. Las voces de Alí, de Ahmed, de Omar las trae el viento. Noches de tiritonas y nostalgias. Mira a su alrededor y ve la hilera de camas ocupadas por sus copartícipes de epopeyas. Se escapan algunas ventosidades por culpa de la cena y empiezan a oírse protestas. Entra el celador que, con cara y mirada de pocos amigos, les suelta como  disparo verbales:.
-¡Cállense cabr… a dormir o los mandamos pá su tierra!. ¿Quiénes se creen ustedes que son?.
Obtiene la callada por respuesta. Se dirige hacia la cama de Omar y le señala con el dedo.
-Te tengo calado ¿sabes? Tú eres el que arma el follón.
Omar, que no entiende el idioma y que está medio sordo a consecuencia del golpe que sufrió al subirse en la patera, no dice nada, sólo abre los ojos y expande su mirada temerosa sobre el hombre, intentando adivinar sus intenciones.
-¡Pues, ya saben, si no quieren estar aquí, pues pá su tierra, prontito!- enfatiza el funcionario bajando un poco la voz, impresionado por la  mirada del magrebí. 
Su tierra, Mauritania, Ahmed suspira,  tapa su cabeza  con la manta y tantea bajo la almohada buscando su tesoro: lápiz, cuaderno y una vieja linterna; se incorpora un poco y escribe:
¿Y me preguntas quién soy?
Yo soy de un país...
¡Soy un hombre cómo tú!
No me ha salido de dentro la periodista que quizás he anhelado ser, pero  va surgiendo algo que puede ser interesante averiguar. ¿O no lo creen así? 
                                                                      
                                        (Imagen, Antonia del Olmo)


jueves, 12 de mayo de 2016

TALLE DE RELATO CORTO

       ENFADADA
Estimados, porque de alguna manera tengo que llamarlos, compañeros de clase del  Taller del Rosario.
Pero, ¿por qué escriben los relatos tan bien, que chafan los míos?  Después me miran  comprensivamente, "la pobre, no da más de sí". Pues que sepan que la capacidad se mide según la edad;  cuando lleguen a mis años ya se darán cuenta.
Las hormonas se ponen en huelga y comienza la pelea con el vecino. No tienen idea de cómo lo hacen que si la razón por aquí, que el sentido común por allí, no se ponen de acuerdo quién va primero o cuál después, así que lo tengo bastante jo..., con el trabajito de esta semana; me dicen que escriba una carta con no sé qué emoción: enfadada, llorona, asustada…
De verdad, ¿quieren verme enfadada? Pues ahí va. Hace un mes que tengo mi casa en obras por culpa de unos cables quemados, pero les digo que la que echa chispas soy yo.  Vaya un hatajo de gandules y mangantes apestosos. No vean cómo dejan el baño, “orines hasta en la puerta. La madre que los parió, estoy haaaarrta”
Triste: no se imaginan la de veces que he llorado al ver mi casa arada como un campo de fútbol antes de plantar el césped. Creo que me quedo corta,  más bien parece la central de la Nasa, las paredes cubiertas por tubos negros, como culebras profanando mi hogar. Aquí, donde nací, ella me mira y grita ¿por qué  lo permitiste?
Asustada: mucho;  no sé cómo va a quedar, no es mía pero me hice responsable de la obra, una casa antigua que, según la taladraban, surgían problemas estructurales que he tenido que afrontar. El presupuesto para el ¡arreglito! se ha  esfumado, como la ola contra la roca. Por si era poco la puerta de entrada  me ha provocado tanto dolor de cabeza que ya tengo fija una migraña.
Me recomendaron un carpintero para restaurarla; entusiasmada para darle una sorpresa a la familia dije que sí “en mala hora”. Di con la joya del gremio de la madera, tiene más ego que Napoleón coronándose emperador, “chapucero de mierda”, le hice arrancar una guía y le indiqué cómo se ponía.
Perdonen por desahogarme en esta carta.
Nos vemos en clase.
Ylde.
                                                           
    Henry Martin           

jueves, 28 de abril de 2016

TALLER DE RELATO CORTO

Lila y los mediocres
(Relato de un antirrelato)


Aquella mañana Lila decidió pasar por la cafetería de la estación de trenes a tomar el primer café del día.  Era muy temprano y el cielo dejaba ver aún algunas estrellas difuminadas por una leve claridad,  preludio de que el sol haría pronto su aparición.
Al llegar a la puerta principal, por donde a esa hora tan temprana, entraban y salían los viajeros con sus bártulos y la mayoría de personas que, por una u otra razón acudían al lugar: (taxistas para desayunar, oficinistas, personal de negocios cercanos a la estación…),  justo en el momento en que la estaban abriendo, se topó con un grupo variopinto de personajes sentados en el suelo, muy juntos, para protegerse del frío mañanero, desperezándose para desentumecer sus brazos y piernas,  como si hubiesen dormido toda la noche en ese rincón de la entrada del edificio. Sus ropas arrugadas y algo sucias, pero de marca,  el pelo enmarañado,  las caras pálidas y  descompuestas de todos ellos, hacían pensar, a cualquiera que los observase, que estaban de amanecida, tras una noche de fiesta loca.

Sentada en la cafetería, Lila disfrutaba de su café, largo y amargo y al levantar la vista les vio en la barra: tres hombres y una mujer. Tras recoger una bandeja, se dirigieron hacia las mesas y ocuparon, precisamente,  la que estaba más cerca de ella. Pudo distinguir, por sus acentos,  que procedían de diferentes lugares, y como hablaban  en voz alta,  consiguió saber que uno de ellos, Ignacio era cántabro, joven y aprendiz de  escritor. Manuel, el de acento canario, algo mayor que el resto, rondaba la cuarentena, también era escritor y bastante parlanchín, con cierto prestigio entre la intelectualidad literaria madrileña.  Di Maio, el argentino, no les conocía pero se les había sumado a la borrachera de la noche anterior,  proporcionándoles cierta cantidad de coca para seguir la fiesta hasta el amanecer, y Tania la única mujer del grupo, madrileña, joven, delicada y elegante parecía la novia o ligue de Manuel por los arrumacos y miraditas que se traían entre ambos, ante la sorpresa de Ignacio que les observaba desconcertado puesto que toda la noche Manuel le estuvo insistiendo en que se tirara a la puta de Tania., que a él le gustaba ver como los demás disfrutaban de una fulana “que sí chico, que he contratado sus servicios” –le susurraba.

Di Maio les pedía sus correos electrónicos y números de teléfono, no quería perder el contacto con gente tan divertida y posibles clientes  mientras repetía una y otra vez,
 “¡tenemos que repetirlo, chicos!”
 El tren para Bilbao salía en diez minutos e Ignacio comenzaba a despedirse, miró a Tania y guiñando un ojo le dijo –espero revolcarme contigo otra vez, pero me invitas a tu casa, nena. Ella le sonrió con ojos tristes y  gritó a medida que enrojecía su rostro, “¿hasta cuándo tendré que seguir interpretando el papel de puta de noche para inspirar al cretino y mediocre de mi novio?”,  al tiempo que se levantó, recogió el bolso y salió con  toda su elegancia y delicadeza lo más rápido que pudo.
Manuel les miraba con un placer indescriptible mientras urdía otro plan para el siguiente capítulo.

Lila decidió dar un paseo antes de llegar a casa, “vivir el día un poquito”, -pensaba. Luego descansaría,  para poder  afrontar la noche larga y tediosa en el club de alterne  donde trabajaba desde hacía años, y aguantar a todo tipo de hombres incluso a los mediocres y cretinos escritores.
La estación
(Antirrelato)

Una noche muy nocturna previa a una matinal mañana de domingo había, en las puertas cerradas a cal y canto de la estación de trenes de ferrocarril de Chamartiín, un argentino, un canarión, un cántabro y una puta. El canarión llamado Casto Gozoso, dormía la mona que se había cogido tomando copas de vino, al alimón, con el cántabro, en cantidad aproximadamente parecida al caudal en tres minutos del Manzanares.
Cuando se despertó el canarión que se había residenciado durante algunos tiempos en el
"chicharro" dijo, así, a bote pronto: - creo que el conejo me riscó la perra.
El argentino, con su labia lengual providencial, le dijo: - voludo, aquí el único conejo ya sabemos quién lo tiene; ¿ soñaste con esta señora, pelotudo?
La puta, de público mal vivir le espetó de manera ostentorea: - Mira cabrón, habrá soñado con el coño de la bernarda, o séase, a lo peor, tu madrecita, mamón -.
La noche se echaba bien acostada sobre el preámbulo de la estación. A todo esto, el cántabro, que no decía ni pío, escribía un relato corto, esperando tomar el tren hacia Bilbao, mientras se comía un sonado sobao. El cántabro que era negro como la tinta de los calamares marinos, había ido a Madrid al homenaje del bastante bueno director de talleres de relatos, Castro Gozoso. Ambos se fueron de juerga y conocieron a la puta que era algo coja y muy de Noja.
Por fin el ranchito nocturno se fue acostando cada vez con sueño. La puta roncaba al son del ritmo que imponían los tosidos cosidos del argentino. El cántabro ponía punto final al fin de su último relato, sobre un argentino, un canarión, un cántabro y una puta.



                                                                    

 



martes, 19 de abril de 2016

TALLER DE RELATO CORTO



Mi compañera Montse

Montse es alta, delgada pero atlética, una belleza clásica, sus cejas enmarcan una mirada y un rostro que parecen realizados por un escultor.
Le encantan los deportes, la vida sana, la naturaleza, las mascotas.
Pero fue jugadora de baloncesto profesional, y jugó en varios equipos nacionales.
Tiene un huerto ecológico, le encanta plantar sus propios vegetales; tanta es la afición que ha realizado cursos de agricultura ecológica ¡lástima que no tiene espacio para las calabazas¡
Cuando era más joven vivió en Londres, donde trabajó de niñera y allí se aficionó a comprar zapatos en los grandes almacenes ingleses, especialmente en New Look y Topshop. Tuvo que  comprar una maleta extraagrande para poder traer los 22 pares de zapatos que compró la última vez que dio una escapada para ir de compras con su amiga Marga (con la que le encanta salir a comprar). Sus zapatos favoritos son los de color verde de plataforma para salir, nunca había visto unos zapatos tan bonitos; me parece que es un poco fetichista, porque no para de mirar los zapatos y los pies de los demás, tanto es así que le tuve que decir la primera vez que nos vimos que por favor me mirara a la cara al conversar. No me lo van a creer, pero conoció a su marido a través de internet, en un grupo creado por y para los fetichistas, que se llamaba fetichistas unidos por el tacón. Al verse mutuamente los pies y las colecciones de zapatos de tacón que
tenían ambos el flechazo fue mutuo.
Compaginó su dedicación a los deportes con la carrera de psicología, la cual ejerce desde hace unos 10 años. Está especializada en trastornos de la personalidad, obsesivos compulsivos, manías y filias varias. Y lo mejor de todo es que dirige un grupo de fetichistas anónimos que hacen sesiones en la sala de reuniones de su despacho en La Laguna. Si pilla a sus pacientes infraganti comprando zapatos, se los requisa y les cita allí mismo para una sesión individual.
Desde hace unos dos años descarga la sobrecarga emocional que le supone su trabajo
practicando boxeo. En su garaje tiene un saco de arena colgado y allí va a zurrarle cuando no puede más. Si un paciente, un familiar o una situación le lleva a su límite no tiene sino que imaginar que en el saco de arena está la cara de esa persona o la imagen en cuestión.
Tiene un altar con un buda en un rincón de su casa; todas las semanas le pone incienso y flores. Coge el rosario tibetano, se coloca en postura para meditar y comienza a pasar todas las cuentas para concentrarse rezando: om mani padme hum

jueves, 14 de abril de 2016

TALLER DE RELATO CORTO




CAVAR

Sería más fácil utilizar el infinitivo como presente, saltarse las reglas gramaticales del ahora, aunque sea para sentirse como los doblajes de los indios en las películas del far west americano. Pero debo usar el presente en la acción que me preparo a describir. Se dice por ahí que “los experimentos, mejor con gaseosa”.

Abro la cancela que separa mi patio de la pequeña huerta, cuya tierra fértil se expande bajo mis botas de agua grisáceas, adornadas con unos diminutos lunares blancos. Observo que los tréboles han colonizado parte de ella y se alzan altivos en su amarillo esplendor, y también los tréboles de doble pétalo, cuando ya parecían extinguidos, cobran auge.

Me dirijo al pequeño cobertizo donde guardo una azada añeja, de mango de castaño, ligera y ágil, indiferente al paso del tiempo y especialmente a los dolores de mis articulaciones. Se halla colocada junto a otros aperos de labranza: rastrillos palas y paletas. La “encavó” mi padre, lijó sus pequeños salientes pacientemente, ¡qué buen artesano era!, para que no hiciera daño a mis manos.

Poco a poco me curvo sobre la tierra húmeda, hiendo la azada cual si fuera un guerrero en la batalla y poco a poco tallo un surco, que se abre como una herida en cuya base deposito las semillas al abrigo del camellón, una hilera de zanahorias, otra de cebollino… Cavo y coloco los pimientos que ya imagino rojos y crujientes en mi plato.

Cuando tropiezo con alguna piedra parece que la azada se doliera del golpe y emite un sonido, un clin metálico que se difunde, como eco sin retorno, por toda la huerta. Por eso, procuro apartarlas para que no entorpezcan el casi silencio que me envuelve.

La vida de los pequeños bichos bulle a mi alrededor y mi gato, Lorenzo, intenta atrapar los caballitos del diablo, los cigarrones y hasta mira atento a una mariquita que se ha colocado sobre la hoja de una col erguida junto a uno de los laterales, cercana al muro de piedra donde descansan las vides.

Cavo, escardo y extirpo los hierbajos que se entremezclan con mis preciadas fresas, mis cebollas y mis claveles y porque amenazan con engullirlos sin su permiso ni el mío. Me siento una Atila herbicida azada en mano y hoy, Domingo de Gloria, cavo y cavo.
                                                                             

sábado, 9 de abril de 2016

TALLER DE RELATO CORTO

Un día cualquiera
Ya estamos en el horario de verano, me despierto temprano a continuación saludo a buda, preparo el desayuno, pero no café, porque así se llama uno de mis gatos y él es el que me despierta con sus lametones, sus patitas jugando con mi cara y sus revolcones sobre la manta y las sábanas.
-Chispas, ¡ estate quieto!
Chispas es  mi otro gato, adoptado también, doble personalidad
Atiza,  mi pastora,  es la jefa de esta manada, siempre me mira como diciéndome:
-“te entiendo esta es una casa de locos, no sé cómo lo aguantas”.
Mis otras dos mascotas son: Javier mi marido y Carlitos nuestro hijo, que bien se pudo haber llamado Daniel el travieso.
Como tantas madres trabajadoras me levanto a las seis de la mañana, preparo el desayuno para toda la familia: zumo de frutas natural y sándwiches.
-“A lavarse bien los dientes”.
Atiza se queda suelta en el jardín de la casa donde ejerce su trabajo de guardiana, Café y Chispas la entretienen con sus juegos todo el día.
-“Venga chicos que se  nos hace tarde”.
Atiza ladra y ladea la cabeza.
A continuación hago el reparto: Carlitos al colegio,  Javier al despacho, donde trabajo con él como asesora hasta las tres de la tarde, la verdad estoy harta.
 Carlitos come en el colegio de lunes a viernes, pero uff  martes y jueves baloncesto.
El próximo lunes me marcho a Australia y no pienso volver.
                             Imagen tomada de Pascal Campion Art                                                    

lunes, 4 de abril de 2016

TALLER DE RELATO CORTO

Valiente y Tímida



Valiente y Tímida, eso fue lo que dijo al final de la clase; la timidez me dijo que era su mayor defecto y la valentía se la otorgué yo al comprobar que aquella mujer estaba dispuesta a seguir viniendo a desnudar su imaginación ante todos.

Solo dos preguntas y dos horas sentadas una junto a la otra; tenía que averiguar quien era, con todo lo que puede ser una mujer que ya ha vivido algunos de los años más intensos de la vida. Así que la miré, pelo largo suelto, grandes aros blanco en sus orejas, una sonrisa delicada; parecía una persona en la que podría confiar y deduje que había sido Azafata de vuelo, aún le gustaba el azul marino, su pantalón a juego con la chaqueta y el foulard azul, blanco con una fina raya roja me recordó el uniforme de las grandes Compañías Aéreas,…. No el verde “menta fresca” de Binter, no, ella había recorrido el mundo en lujosas aeronaves a miles de pies de altura siendo amable y atenta con los pasajeros nerviosos, asustados o aburridos. Había disfrutado mucho haciendo su trabajo y paseando por las más variadas culturas del mundo.

Pero todo lo anterior es sólo fruto de mi imaginación y de mis prejuicios; igualmente podía haberle gustado viajar porque su trabajo era estar sentada horas y horas entre cuatro paredes con luz artificial, o era un ama de casa que necesitaba ver mundos diferentes para escapar de la rutina de hacer las camas una y otra vez y dedicar un tiempo precioso en fregar los suelos y cocinar para quien poco se lo iba a agradecer. Incluso podía haber sido socióloga o montañera y le encantaba descubrir nuevos paisajes con personas,…


Una mujer como ella guarda misterios en su interior y habrá que seguir asistiendo a clase – además de tomarnos más de un café juntas- para saber quién es y como siente la vida. Es lindo descubrir a las personas poco a poco, como degustando a pequeñas cucharaditas del mejor postre cremoso del mundo sorprendiéndonos de la gama infinita de sabores y sensaciones que invaden el paladar.

Me dijo que era tímida pero una mujer, que a cierta edad, se suelta la melena muy tímida muy tímida no será…
                                                                              


sábado, 2 de abril de 2016

Folio en blanco

Y comenzó el Taller de Relato Corto, tal y como informamos en su momento. Tras varias sesiones de trabajo, nos complace compartir por este medio algunas pequeñas historias. Resulta duro enfrentarse a un folio en blanco e intentar escribir un relato. No obstante, se puede conseguir si tenemos algo que contar: vivencias, alegrías, tristezas, reflexiones..., y  una gran dosis de inquietud y constancia. 
Al igual que ocurre en el Club de Lectura, compartimos opiniones,  sentires y algún que otro bombón  para endulzar las sesiones.  
                                                                    

martes, 22 de marzo de 2016

Taller de Relato Corto

Durante los meses de marzo y abril contamos en la Biblioteca con un Taller de Relato Corto, impartido por Mariano Gimeno Machetti. Nos vemos los jueves de 19h. a 20.30h. Iremos subiendo en el blog algunos de los trabajos realizados. Esperamos aprender y disfrutar.
                                                                   

lunes, 29 de febrero de 2016

Harper Lee

La obra Matar a un ruiseñor de Harper Lee,  ha sido elegida para comentar en el próximo encuentro del Club de Lectura programado para el mes de marzo. Esperamos disfrutar, como siempre, de una magnífica lectura y compartir opiniones y sentires.

                                                            

                                                                               
                                              Harper Lee y Truman Capote

jueves, 11 de febrero de 2016

Nivaria Tejera

"Hoy empezó la guerra. Tal vez hace muchos días. Yo no entiendo bien cuándo empiezan a suceder las cosas. De pronto se mueven a mi alrededor y parecen personas que conocía desde antes. Para mí, que no sé pensar, la guerra empezó hoy frente a la casa de abuelo".
Comienza así El barranco de Nivaria Tejera, obra elegida para comentar en el próximo encuentro del club de lectura. Publicada en francés en 1958 (Lettres Nouvelles) y varias décadas más tarde en castellano. Según Claude Couffon El barranco es  la primera novela en español sobre la Guerra Civil.

                               
Cuba 1929 - París 2016