Un día
cualquiera
Ya estamos en el horario de verano,
me despierto temprano a continuación saludo a buda, preparo el desayuno, pero
no café, porque así se llama uno de mis gatos y él es el que me despierta con
sus lametones, sus patitas jugando con mi cara y sus revolcones sobre la manta
y las sábanas.
-Chispas, ¡ estate quieto!
Chispas es mi otro gato, adoptado también, doble
personalidad
Atiza, mi pastora,
es la jefa de esta manada, siempre me mira como diciéndome:
-“te entiendo esta es una casa de
locos, no sé cómo lo aguantas”.
Mis otras dos mascotas son: Javier
mi marido y Carlitos nuestro hijo, que bien se pudo haber llamado Daniel el
travieso.
Como tantas madres trabajadoras me
levanto a las seis de la mañana, preparo el desayuno para toda la familia: zumo
de frutas natural y sándwiches.
-“A lavarse bien los dientes”.
Atiza se queda suelta en el jardín
de la casa donde ejerce su trabajo de guardiana, Café y Chispas la entretienen
con sus juegos todo el día.
-“Venga chicos que se nos hace tarde”.
Atiza ladra y ladea la cabeza.
A continuación hago el reparto:
Carlitos al colegio, Javier al despacho,
donde trabajo con él como asesora hasta las tres de la tarde, la verdad estoy
harta.
Carlitos come en el colegio de lunes a
viernes, pero uff martes y jueves
baloncesto.
El próximo lunes me marcho a
Australia y no pienso volver.
Imagen tomada de Pascal Campion Art
No hay comentarios:
Publicar un comentario