Yo fui el bravo piloto de mi bajel de ensueño;
argonauta ilusorio de un país presentido,
de alguna isla dorada de quimera o de sueño
oculta entre las sombras de lo desconocido.
Acaso un cargamento magnífico encerraba
en su cala mi barco, ni pregunté siquiera;
absorta mi pupila las tinieblas sondaba
y hasta hube de olvidarme de clavar la bandera...
Y llegó el viento Norte, desapacible y rudo;
el vigoroso esfuerzo de mi brazo desnudo
logró tener un punto la fuerza del turbión;
para lograr el triunfo luché desesperado,
y cuando ya mi brazo desfallecía, cansado,
una mano, en la noche, me arrebató el timón...
De Tomás Morales. Las Rosas de Hércules, libro I.
argonauta ilusorio de un país presentido,
de alguna isla dorada de quimera o de sueño
oculta entre las sombras de lo desconocido.
Acaso un cargamento magnífico encerraba
en su cala mi barco, ni pregunté siquiera;
absorta mi pupila las tinieblas sondaba
y hasta hube de olvidarme de clavar la bandera...
Y llegó el viento Norte, desapacible y rudo;
el vigoroso esfuerzo de mi brazo desnudo
logró tener un punto la fuerza del turbión;
para lograr el triunfo luché desesperado,
y cuando ya mi brazo desfallecía, cansado,
una mano, en la noche, me arrebató el timón...
De Tomás Morales. Las Rosas de Hércules, libro I.
Pues sí, una mano en la noche nos arrebatará el timón a todos, tarde o temprano. Mientras tanto me gustaría poder transmitir lo que siento a través de hermosos versos, pero no puedo. Por eso me gustan tanto los poetas, porque ellos sí que pueden.
ResponderEliminarPoder traspasar a hermosas palabras los pensamientos, las sensaciones, los sentimientos ¡qué difícil!
ResponderEliminar¿Quién eres Lost?