martes, 18 de mayo de 2010

Las unidades fugaces

En este centro del mundo confluyen todos los caminos. El escriba medita si los viajes curan los males del espíritu. Dos alquimistas piensan en las consecuencias de sus descubrimientos sobre la inmortalidad. Un filósofo se mira al espejo y sólo encuentra citas y proverbios. Cinco astrónomos elevan su mirada hacia la constelación de Las Pléyades. Tres críticos literarios hablan de la angustia de las influencias. Lo pájaros, mientras tanto, se revelan ante tanto conocimiento, escondiendo sus cabezas bajo sus alas luminosas.

Juan Carlos de Sancho

domingo, 9 de mayo de 2010

Aburrimiento transitorio

Justamente cuando le habían hecho el encargo de su vida, cayó enferma de

Aburrimiento transitorio”, los dedos eran incapaces de coordinarse con su cerebro ante las teclas del ordenador. Miraba y remiraba el intermitente cursor esperando la inspiración. Cruzaba las manos delante de su boca invocando el santo advenimiento, pero ni eso le daba resultado. ¿Y tú quieres ser escritora? Se reprochaba, ¡pues la llevas clara! Por momentos parecía que un atisbo de ánimo removía… Removía ¿Qué?, pensaba, pero si no estaba sino removiendo ideas confusas e inconexas, que no llevaban a ningún puerto. Con esta actitud era mejor que deshiciera lo poco que había escrito y esperase a curarse del “Aburrimiento transitorio”. Cuando ya estaba decidida a borrar las pocas líneas lo pensó mejor y decidió no hacerlo. Total si eliminaba lo escrito no habría constancia de que un día sufrió de dicho mal y no podría alegrarse de que no era sino eso “Aburrimiento transitorio.

M.J.



sábado, 8 de mayo de 2010

¿Qué sabes tú de lo que fue mi vida?

Ahora sólo ves estos últimos años
que son como la empuñadura de un cuchillo
clavado hasta el final en mi costado.

Arráncalo de golpe y un borbotón de sueños
salpicará tu rostro

Podría dejarte ciega. Ten cuidado.

Ángel González.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Risas y sonrisas

Había una vez un cuentista que se sorprendió, todavía tenía esa capacidad, por el hatajo de políticos que, ante la situación por la que estaba atravesando el mundo y, sobre todo, su país, discutían mucho la política económica que manejaban sus adversarios, es decir, los que estaban en el poder. Amargaban al personal con continuas apariciones en el parlamento y en los medios de comunicación diciendo que la "cosa" iba mal, mal, mal.... Es cierto que va mal, pensó el cuentista, por supuesto. Pero no sabía por qué estas apariciones y otras tantas estaban marcadas por el reflejo de una sonrisa en las caras de quienes comunicaban... Muchas risas y sonrisas vemos últimamente. ¿Es que la situación está para sonrisas y risas?¡ Hatajo de sinvergüenzas!, se dijo el cuentista durante todo el santo día en el que se sorprendió.