miércoles, 27 de enero de 2010

El madroño

El ventilador en la ventana, en el exterior cuarenta grados. Las montañas con una ligera calima y yo con una coca-cola en mi mesa, mientras trato de dar forma a algo que todavía no se que será.

Hace dos noches tuve un sueño horrible, el madroño del jardín se había secado, y de él no quedaban sino cuatro troncos marchitos en el suelo. El presagio de una tragedia se cernía sobre mí -. ¿Cómo podía estar sucediéndome eso? Si dos días antes lo había estado limpiando de hojas secas y la cáscara suelta del tronco pedía que la arrancara.

Me había sentido tan satisfecha cuidándolo y mirando lo que había prosperado en estos últimos doce años. Y ahora ¿Por qué tenía que secarse? -No te preocupes me decía, ya plantarás otro, es sólo un árbol-. ¡No¡ no es sólo un árbol , gritaba mi inconsciente desesperado. ¡Es mi árbol! ¡es mi madroño! Yo lo planté. Es una especie protegida. Tuve que pedir un permiso para hacerme con él

Ha sobrevivido a embates muy gordos. Vientos y agua lo han vapuleado y yo he estado allí para ayudarlo. Resistió una tormenta tropical, mientras que a otro árbol, mucho más fuerte en apariencia, lo arrancaba de cuajo la condenada tormenta. Empapada en sudor me desperté y aliviada descubrí que solamente había sido una maldita pesadilla.

Me levanté al día siguiente y descalza corrí al jardín. El madroño seguía allí. Lo observé detenidamente. Las profundas cicatrices que tenía en su todavía pequeño pero grueso tronco me dieron lástima. Pero para el sitio en el que había sido plantado había resistido bastante bien y sus ramas lucían armoniosas.

Después de la pesadilla, donde mi árbol moría, las cosas empezaron a cambiar sutilmente.

Las cosas cotidianas que tanto me habían abrumado últimamente empezaron a tomar otro cariz. ¿Quizás se cerraba un ciclo y se habría otro? ¿Sería que la muerte de mi árbol fuera otro tipo de muerte? ¿Quién lo puede saber? Ni lo sé ni me importa. La vida está llena de percepciones extrañas, y siempre he querido saber el porqué de todo, pero me temo, que es un error hacerse tantas preguntas que no tienen respuesta. Seguramente la interpretación de las cosas es según la óptica de quien mire y las sensaciones es según en el momento en el que las vivas.

Yo cuando planté mi madroño lo hice con una clara intención, si, pero...

Mientras el ventilador en la ventana. En el exterior cuarenta grados. Las montañas con una ligera calima, y yo con una coca-cola en la mesa...

  1. M.J.



3 comentarios:

  1. M.J., se me ocurre pensar que para el sitio donde a uno le ha tocado vivir, crecer, lidiar con las distintas estocadas de la vida, hemos resistido bastante bien. A veces perdemos la armonía, otras la conservamos intacta.

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  2. Queridos lectores de Café con Duende, quiero subsanar un error gramatical cometido en el texto. En la frase donde dice ...se cerraba un ciclo y se abría otro. En el relato abría esta escrito con "h" como si fuera del verbo haber y no del verbo abrir. Disculpas por el lapsus.

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  3. ¡Qué bueno es cuando te despiertas y "descubres que todo ha sido una maldita pesadilla"!
    Tal como termina el texto, me animo a pensar que nos contarás más sueños, más reflexiones.

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