Las palabras arraigan en la
inteligencia y crecen con ella, pero traen antes la semilla de una
herencia cultural que trasciende al individuo. Viven, pues, también
en los sentimientos, forman parte del alma y duermen en la memoria. Y
a veces despiertan, y se muestran entonces con más vigor, porque
surgen con la fuerza de los recuerdos descansados.
La seducción de las palabras de Alex Grijelmo, un libro para reflexionar.
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