Hay algunos días de verano estupendos. En ese instante de la mañana en el que uno se asoma por la ventana justo cuando han salido los primeros rayos de sol y se apagan las últimas estrellas en el cielo. Sabemos que el día será maravilloso y tenemos ganas de llenarnos los ojos de luz y color. ¡Qué maravilla!, ¡Qué hermosura para los sentidos y para el ánimo!
Siénteolo, vívelo y déjate inundar por el placer que provoca.
Siénteolo, vívelo y déjate inundar por el placer que provoca.